U. Kadüpul

YARED SERMEÑO

No. 1 Injusticias

06 de julio del 2025

No hace mucho descubrí de manera involuntaria un poema llamado "Injusticias" de la autora salvadoreña Aída Parraga, entre muchos otros poemas que necesitaba para algo personal, este me llamó demasiado la atención, ya que logró tocar en mi corazón una sensación difícil de describir sin saber un porqué.

Lo injusto no son estas paredes, tan asquerosamente limpias de ventanas, ni la blancura estridente que las cubre.

Siempre que leo estos versos, lo único en lo que puedo pensar es mi propia habitación, solo que imaginando que es el mundo reducido a cuatro paredes. Ella menciona "paredes asquerosamente limpias" y quizá se refiera a las expectativas que ponemos en nosotros mismos, aunque puedan estar en orden, aún sentís que algo falta, y ese sentimiento es lo que ella llama "asqueroso".

No son los pocos barrotes que adornan las cornisas, ni este colchón sin resortes ni sábanas.

En su poema luego ella menciona “los pocos barrotes que adornan las cornisas” y “este colchón sin resortes ni sábanas”, podrá parecer algo muy mínimo para muchos, pero, esa incomodidad que sentís en cada día de tu vida, te das cuenta que no es lo único que te pesa, no solo aquel mundo de cuatro paredes te está dañando, no es lo que te rodea, es lo que tenés por dentro.

Lo injusto es esta carne, esta piel que me detiene, esta espalda incapaz de explotar en alas.

A veces (y creo que no solo yo) he pensado lo insuficiente que es mi cuerpo, muchos creo que hemos pensado en querer volar como las aves, pero, estamos pegados al suelo de el mundo. No soy alguien valiente, mucho menos fuerte, y nadie en este mundo, lo suficientemente libre. Desearía que mi anhelo de volar y deshacerme de el peso de la humanidad fuera más que un simple deseo.

Estos ojos que no miran más allá de mis recuerdos y este infinito deseo de ser árbol, de ser mármol de ser viento.

Lo que hicimos, lo que nos hicieron, lo que nos pasó, a veces no nos permite ver lo que podríamos ser. El poema termina con “y este infinito deseo de ser árbol, de ser mármol de ser viento” solo transmite la necesidad de ya no ser humanos, no cargar el peso que implica ser seres que sienten el peso de el pasado. Tenemos cuerpos frágiles, y más frágil aún nuestro corazón. El querer ser libres, ¿No es algo que has soñado? No necesariamente ser un árbol o ser viento, simplemente ser algo, que no lleve el dolor que implica ser "humano".